Recorrer las entrañas de la selva amazónica
puede significar una travesía incomparable a cualquier otra experiencia vivida.

Viajar a la selva amazónica es internarse en la
mayor reserva ecológica del planeta, es percibir a la madre naturaleza en todo su
esplendor y disfrutar sin límites de las innumerables especies animales y
vegetales que conviven en una misma geografía, convirtiendo al lugar en un
paraíso de magia y misterio. Estar en el Amazonas
es tener la oportunidad de conocer un río cuya
anchura a veces lo hace parecer un mar, de adentrarse por las quebradas y
escuchar el sonido de la selva y admirar los famosos delfines rosados que acompañan las embarcaciones fluviales. Es, en fin, dejarse subrayar por un mundo
que, sin conocerlo, resulta muy difícil de imaginar.

También es posible avizorar diminutas
orquídeas, flores exóticas, heliconias y lianas gigantescas
que no solamente alegran la vista, sino que
además combinan majestuosamente el espectáculo increíble de
una naturaleza viva.
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